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Ramble On: Una oda a Roky – Por Peter Hughes de Sons of Huns

Cuando me dieron esta columna el año pasado, me entusiasmó tener una plataforma propia en la que pudiera compartir mis pensamientos y mi entusiasmo por la música y el extraño y maravilloso mundo que la rodea. Sin editores y sin reglas, con la excepción de mantener la palabra “F” al mínimo. Este mes, he decidido dejar que otra persona se explaye un poco, ya que quería compartir en su totalidad este artículo que Peter Hughes, de Sons of Huns y anteriormente de Danava, escribió sobre el difunto y gran Roky Erickson. Le pedí unas palabras sobre su disco favorito, y el resultado final fue más de lo que podía esperar: una sentida oda a uno de los pioneros del rock psicodélico. Gracias Peter, y gracias Roky. – Ella Stormark

Peter Hughes de Sons of Huns

Roky Erickson era un aullador del rock ‘n’ roll nacido en Texas y más conocido por sus primeros años con The 13th Floor Elevators, cuyo éxito lisérgico empapado de reverberación “You’re Gonna Miss Me” fue escrito por Roky a la tierna edad de 15 años y perduraría como su canción más taquillera y la composición definitiva de su carrera. The 13th Floor Elevators están acreditados como el primer grupo de Rock Psicodélico y sus dos primeros álbumes, The Psychedelic Sounds of the 13th Floor Elevators & Easter Everywhere son los más notables. El sonido empapado de LSD de The Elevators se extendió por todo el oeste de Texas hasta San Francisco e influyó claramente en la paleta sonora de una serie de bandas que llegaron a gozar de un mayor éxito comercial, siendo el peso pesado del grupo el behemoth del boogie y sus compatriotas de Texas ZZ Top. El héroe de la guitarra Billy Gibbons se inició en el circuito de clubes de Texas con su banda The Moving Sidewalks (un guiño obvio a los Elevators, como el propio Gibbons admite libremente), que más tarde hizo una gira como telonero de Hendrix antes de formar ZZ Top. Incluso Janis Joplin se planteó contribuir con su voz con tintes de blues a los 13th Floor Elevators antes de decidir dirigirse a San Francisco.

El periodo psicodélico de Roky se vio truncado tras una serie de detenciones por drogas, que culminaron con su detención en el escenario de Austin en agosto de 1969 por posesión de marihuana, lo que provocó que los fans destruyeran dos vehículos de la Policía en los disturbios posteriores. Desgraciadamente, Roky fue ingresado posteriormente en la Prisión de Máxima Seguridad para Criminales Insanos tras declararse loco ante los cargos de narcotráfico. Pasaría los siguientes 3 años en Rusk, durante los cuales Roky fue sometido involuntariamente a una terapia de electroshock y se le administró a la fuerza Thorazine tras ser diagnosticado como esquizofrénico, aunque esta no sería su primera ni su última estancia en un centro de este tipo. Demasiados viajes de locura con LSD, combinados con problemas de salud mental subyacentes en los años 60, se vieron agravados por el traumático entorno del hospital psiquiátrico y los crueles abusos que sufrió en lugar de un tratamiento médico eficaz durante su estancia allí. Estas penurias no dejaron de influir en el sonido y la temática de la música de Roky, que empezó a creer que un marciano habitaba en su cuerpo. Esto se refleja en la primera iteración del nuevo grupo de Roky, llamado “Bleib Alien”, que apareció por primera vez en 1975. Finalmente se cambió a una versión más radiofónica ‘Roky Erickson & the Aliens’ en 1977, cuando el grupo empezó a trabajar en las maquetas de un nuevo álbum con el bajista de la Creedence Clear Water Revival, Stu Cook. Las 15 canciones grabadas durante las sesiones con Cook entre 1977 y 1979 formarían el cuerpo de trabajo de Horror Hard Rock del que salieron varios álbumes con títulos alternativos (Self/Titled-1980, también llamado Runes o Five Symbols debido al ambiguo arte de la portada, & The Evil One-1981) y servirían como el cancionero en el que Roky basaría la mayoría de sus sets en vivo durante este período y cuando resurgió en la década de 2000.

El regreso de Roky a las actuaciones en directo merece un reconocimiento considerable a la ayuda de su hermano menor Sumner Erickson, sin el cual probablemente no habría superado las dificultades. Después de que Sumner obtuviera la tutela legal de Roky, buscó el tan necesitado tratamiento médico para su hermano mayor, así como ayuda legal para ayudar a Roky a reclamar los derechos de licencia de su catálogo anterior, gran parte del cual fue estafado por las codiciosas discográficas y otros. El ingeniero de estudio de Austin Texas, Doug Sahm, cambió una vez a Roky un batido por tres de sus canciones más eternas: “Two-Headed Dog”, la canción de amor “Starry Eyes” y “Don’t Slander Me”, después de una sesión. El documental imprescindible que se estrenó en 2005, titulado “You’re Gonna Miss Me”, tras el éxito de su época de Elevators, también contribuyó en gran medida a dar a conocer su música y su vida a un público totalmente nuevo.

“Two-Headed Dog” da el pistoletazo de salida al álbum con los ásperos gritos de la autoarpa eléctrica de Bill Miller, que añade un sabor característico de sonido psicodélico al grupo, un brillante tañido que recuerda en cierto modo al familiar rasgueo de la guitarra eléctrica y que es similar en su función a la forma de tocar la jarra eléctrica de Tommy Hall en 13th Floor Elevators, pero con un extraño timbre de otro mundo propio. Este es mi tema favorito del álbum y el distintivo gruñido de tenor de rock ‘n’ roll de Roky grita y grita con confianza “¡Perro de dos cabezas, perro de dos cabezas, he estado trabajando en el Kremlin con un perro de dos cabezas!” Además de los torturados aullidos de Roky, el otro elemento que me atrae cada vez es la genial interpretación de la guitarra principal de Duane ‘Bird’ Aslaksen, con sus mejores licks volando sobre Roky y la sección rítmica golpeando en “Cold Night for Alligators”. Los últimos temas destacados son los dos de combustión lenta “Night of the Vampire” y “Stand for the Fire Demon”, el final de la cara A y B respectivamente. En “Night of the Vampire”, Roky advierte: “The moon may be full, the moon may be white, All I know is you’ll feel his bite Tonight… is the Night of the Vampire”, antes de que toda la banda, a la que se une ahora un inquietante órgano sobregrabado, se incline por una macabra melodía en clave menor que estaría en casa como una progresión fundacional de bajo continuo en una fantasía barroca. El tema que cierra la primera entrega de 10 canciones del álbum autotitulado de 1980 de Roky Erickson & The Aliens convoca a los oyentes a “Stand for the Fire Demon”. Esta actuación final abarca la más amplia gama de dinámicas, desde los tenues cantantes de apoyo que alternan “oh-ohs” con las líneas de Erickson pronunciadas con la más controlada contención,

“Párate para el demonio del fuego
Los espíritus dicen ‘boo’ y el papel
estalla en fuego,
Párate para el demonio del fuego
más salvaje, más salvaje, más salvaje, más salvaje”.

hasta el bajo eléctrico y la batería, con olas de guitarras dobles saturadas de overdrive que se estrellan en la parte superior y los inquietantes gritos de Roky que se elevan por encima de todo,

“Párate para el demonio del fuego
Defiende al demonio del fuego
¡Ponte de pie para el demonio de fiiiiire!”

Cabe destacar que después de que se publicaran numerosas versiones diferentes a lo largo de los años, en 2013 Light in the Attic Records lanzó una edición de’ The Evil One’ con 2xLPs que contienen las 15 canciones grabadas por Roky & the Aliens durante las sesiones de 1977-79 con Stu Cook y que merece la pena obtener aunque sólo sea por la inclusión de la escalofriante canción de Roky “Bloody Hammer”. Roky murió el pasado mes de mayo de 2019 a los 71 años, y su música es tan relevante ahora en estos tiempos inciertos como siempre, ya que nos enfrentamos a una pandemia mundial que amenaza con introducir males incalculables, por no hablar de que estropea el Día de las Tiendas de Discos dejando las tiendas de vinilos vacías con la mayoría de la gente temerosamente auto-acuartelada en casa. Mirando hacia atrás en la totalidad de la vida de Roky, sus dificultades y luchas al final son inequívocamente superadas por sus triunfos en la música, al principio con el rock psicodélico y más tarde con el Horror Rock y, finalmente, con su producción encontrando una renovada aceptación y culminando con Roky disfrutando del éxito más amplio de su carrera con un encomiable esfuerzo final que terminó con fuerza con actuaciones en festivales y en gira tanto en los Estados Unidos como en el extranjero.

Descansa en paz Roky ‘Starry-Eyed’ Forever.

Por Peter Hughes