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Divagar: Introducción

Después de apenas cuatro años trabajando como freelance para Orange, decidí que había llegado el momento de intentar dar un paso más, hasta la segunda base, se podría decir. ¿Puedo, por favor, tener una columna en la que escriba sobre todo lo relacionado con la música, y ponerle un nombre parecido al de Lester Bangs? Estaba conteniendo la respiración esperando impacientemente la respuesta: “Vamos a intentarlo”. Mierda, así que estoy haciendo esto – una columna donde comparto mis pensamientos sobre lo que sea, pero ¿cómo la llamo? Entonces, de repente, ahí estaba, claro como el día; ‘Ramble On’ – ¡es perfecto! Me quedé con este nombre porque, bueno, hablo mucho, y la canción de Zeppelin es un bombazo absoluto.

Cuando crecí conocí a Led Zeppelin por la colección de discos de mi padre, para mí eran una de esas bandas épicas de hace mucho tiempo, cuando el rock ‘n’ roll era todavía nuevo, y los gigantes caminaban por la tierra – no había nadie como ellos, excepto quizás Black Sabbath y Pink Floyd. Los tres son gigantes de épocas perdidas que ayudaron a moldear la música tal y como es hoy. Nunca soñé ni en un millón de años que tendría la oportunidad de ver a alguno de ellos en directo, bueno, a Zeppelin por razones obvias, ese barco zarpó trágicamente y se hundió el 25 de septiembre de 1980 con el fallecimiento de John Bonham.

Ozzy, foto de Fin Costello

Sin embargo, he conseguido ver a Robert Plant dos veces, la primera con Alison Krauss en 2008, y la segunda en el festival iTunes en Roundhouse en 2014. El corazón me dio un vuelco las dos veces que lloré con ‘Black Dog’ y ‘Babe I’m Gonna Leave You’: ¿cómo podía estar escuchando estas canciones en directo? También he visto otra cuarta parte de Zeppelin en carne y hueso con John Paul Jones tocando con Seasick Steve, donde tocaba una variedad de instrumentos junto al bajo, algunos de los cuales nunca había visto antes y hasta el día de hoy sigo sin saber cuáles eran. Obscura, por decir lo menos.

De alguna manera, también me las arreglé para ver a Black Sabbath dos veces antes de que todo terminara (aunque no con Bill Ward, ¡descorazonado!) – la primera vez en 2014 con Motörhead (que de nuevo para mí fue un gran sueño de la infancia hecho realidad) y Soundgarden apoyando, sin saber la importancia de lo que estaba presenciando y el final de dos eras por venir ya que tanto Lemmy como Chris Cornell, dos figuras tan masivas dentro de sus propios géneros, fallecieron en el siguiente par de años.

Pink Floyd

El verano pasado también pude ver a Roger Waters de Pink Floyd, mi hermano virgo de otra madre; me obsesionaba Waters desde que vi su DVD “In the Flesh” a los 13 años, y me regalaron “Wish you Were Here” de Floyd por Navidad ese mismo año. Avancemos unos años hasta encontrar ‘Live at Pompeii’ y el daño estaba hecho, demonios, no se consiguen esas cosas hoy en día. Las cosas que solían tener, hacer, bueno, probablemente no tenemos eso hoy en día tampoco… En fin, estoy perdiendo el hilo, como suelo hacer, y de ahí el nombre “Ramble On” (funciona bien, ¿eh?), lo que me lleva al siguiente punto, el hecho de que aún no he visto actuar a Jimmy Page; el guitarrista definitivo, y el jefe final del legado del rock ‘n’ roll. ¿Tal vez sacar ese traje de dragón de Earls Court por última vez?

A pesar de tener la suerte de haber visto a estos increíbles artistas décadas después de que todo empezara, no puedo evitar especular y soñar con cómo habría sido verlos en la gloria de su apogeo, cuando Black Sabbath gastaba más dinero en coca que en grabar, Pink Floyd exploraba la psicodelia y los visuales en el club UFO, y Led Zeppelin derretía las mentes con versiones de cuatro días de “Dazed and Confused” mientras se hacía con el título de “la mejor banda del mundo”. Hasta que se inventen los viajes en el tiempo, me limitaré a ver religiosamente “La canción sigue siendo la misma”, y a divagar.