Presentación de OMEC Digital (1975)

En 1975, Orange lanzó el pionero OMEC Digital, el primer amplificador programable digitalmente, construido con chips lógicos tempranos y gran ambición.

Peter Hamilton, diseñador digital de OMEC, explica el primer amplificador programable digitalmente del mundo: «Diseñé el amplificador OMEC en 1974/75. Antes de eso, estudiaba reparando amplificadores a tiempo parcial en el sótano de la Orange Shop, y luego me incorporé a tiempo completo, mi primer trabajo. El objetivo era simple pero audaz: 'Diseñar un amplificador computerizado'. Claro que, en aquella época, los ordenadores podían costar más de un millón de libras y necesitaban su propia sala, así que era inevitable hacer concesiones».

Un concepto digital con raíces analógicas

Los microprocesadores apenas empezaban a aparecer, pero requerían muchos chips de soporte para funcionar. Existían microcontroladores más compactos de un solo chip para calculadoras, pero se programaban mediante máscara, lo que significaba que las herramientas eran prohibitivamente caras a menos que se fabricaran cientos de miles.

La única opción sensata era usar chips lógicos SSI y MSI (integración a pequeña y mediana escala). La elección se reducía a TTL (de alto consumo, pero de eficacia probada y fácil de conseguir) o una nueva tecnología RCA llamada COS-MOS, más eficiente pero propensa a daños por estática.

En aquel entonces, el COS-MOS parecía demasiado arriesgado, aunque posteriormente evolucionaría hacia el CMOS, los microcontroladores de bajo consumo que se utilizan en casi todo hoy en día. En ese sentido, el OMEC Digital era en realidad un amplificador analógico controlado digitalmente. El procesamiento digital de señales real aún estaba a 20 años de distancia.

Adelantado a su tiempo

El lado izquierdo de la placa de circuito OMEC gestionaba la lógica digital, almacenando los ajustes de volumen, graves, medios, agudos, reverberación, compresión y distorsión. Se podían guardar y recuperar cuatro canales de datos mediante el panel frontal o un pedal. Estos ajustes se enviaban al circuito de audio del lado derecho de la placa mediante interruptores analógicos.
Pero había un problema. La lógica TTL consumía tanta energía que la memoria consumía casi un amperio a 5 voltios. Si el amplificador se quedaba sin energía, se borraban todos los ajustes almacenados. Se añadió una batería de repuesto, pero incluso así solo mantuvo el sistema funcionando durante media hora.

Al final, el OMEC Digital fue una idea brillante, ligeramente adelantada a su tiempo. Era innovador, pero carecía de los botones y funciones habituales a los que los jugadores estaban acostumbrados. Unos meses después, llegaron microprocesadores como el Z80 y el 6502, que impulsaron la revolución de las computadoras personales. El resto, como dicen, es historia.